ANÁLISIS DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL DE SUS SALUDOS Y SONRISAS
EL SALUDO COMO MICRORRELATO

Trump ha conseguido lo que quería: convertirse en el “PeaceMaker” mundial. Ser reconocido como tal, como pacificador de Oriento Medio tras la firma del acuerdo en Gaza, un papel que él mismo ha liderado con entusiasmo y teatralidad. Un protagonismo que conecta con su megalomanía, que no es otra cosa que la necesidad de reafirmar su valía y su poder mediante gestos públicos de grandeza. Así, la paz se convierte no sólo en un logro político -que lo es-, sino en una fuente de autoestima clave para su figura, un acto que alimenta su narrativa personal de líder rociado de magnanimidad.
APRETONES DE MANOS HISTÓRICOS

A lo largo de la historia, varios apretones de anos entre líderes políticos han sido especialmente famosos y han simbolizado momentos clave para l humanidad. Estos gestos, aparentemente protocolarios, han servido para marcar cambios de época. Estos son algunos de los más significativos:
- Ronald Reagan y Mikhail Gorvachov (1985). Su apretón de manos en Ginebra marcó el inicio del deshielo entre EEUU y la Unión Soviética, tras años de guerra fría.
- Yitzhak Rabin y Yasser Arafat (1993). El apretón de manos en la Casa Blanca, con Bill Clinton como testigo, simoblizó el primer gran acuerdo de paz entre Israel y la OLP.
- Nelson Mandela y Frederik de Klerk (1994). El saludo de Pretoria selló el final del apertheid y el inicio de la nueva Sudáfrica.
- Reina Isabel II y Martin McGuiness (2012). Un gesto histórico que simbolizó avances en el proceso de paz en Irlanda del Norte entre la corona británica y el antiguo jefe del IRA.
- Barack Obama y Raúl Castro (2016). El apretón de manos en La Habana y en el funeral de Mandela marcó el acercamiento entre EEUU y Cuba, tras más de medio siglo de hostilidades.
- Donal Trump y Kim Jong-un (2018). Este apretón de manos fue el primer encuentre entre un presidente estadounidense y el líder norcoreano, abriendo una vía inédita de diálogo.
Gestos con una fuerte carga simbólica -y una fuerte carga comunicativa- en las relaciones internacionales. Gestos siempre decisivos porque abren puertas, de par en par, o las cierran -casi- definitivamente-.
LAS MANOS DE LOS LÍDERES
Las manos contienen una gran información sobre nosotros. Su forma, el modo en el que las usamos y cómo gesticulamos cuando hablamos en público. También el uso que hacemos de ellas cuando saludamos. Por eso hay una gran carga de información en el saludo entre Donald Trump y los distintos líderes mundiales que acudieron a la cumbre de Egipto.

Vemos cómo fue el saludo entre el presidente norteamericano y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en 3 claves:
- Podemos definirlo, metafóricamente, como una danza calculada de dominio y control.
- Trump protagonizó el ritual del “tirón de manos”, que transmite poder y jerarquía, acompañado de una sonrisa que -analizando distintos microgestos- podemos ver emociones vinculadas al desagrado y al asco.
- Pedro Sánchez respondió con una sonrisa calculada y los hombros extendidos (mostrando que no le imponía la situación). Quiso proyectar serenidad y control y evitó confrontar a través del lenguaje no verbal.
El doble toque de manos final de Trump a Sánchez muestra paternalismo y toque de atención. La respuesta de Sánchez tocando el brazo de su oponente es un símbolo de resistencia y no intimidación. Los gestos no verbales más potentes que exhibieron ambos líderes, pues resumen perfectamente sus intenciones y emociones en ese momento.
Ambos líderes mostraron en exceso los dientes y en sus ojos había una emoción vinculada a la excitación por desagrado, lo que evidenciada un saludo no cordial, forzado y con propósito de dominio.

Con Emmanuel Macron, el duelo corporal se extendió más de 20 segundos y fue una especie de lucha por el dominio visual. Es decir, los dos querían evidenciar que dominaban el saludo. Fue una escena feroz, de tensión por dominar con el cuerpo, con las manos y con las sonrisas.
Y de sonrisa sigo hablando. Porque la sonrisa, en la comunicación no verbal de líderes que buscan una presencia y un econocimiento excesivo, se convierte en un rasgo de histrionismo. Y el histrionismo -aunque pueda parecer lo contrario- genera liderazgos que terminan resquebrajándose, poco sostenibles en el tiempo, si los valoramos desde el punto de vista de la confianza que generan en la opinión pública.

Esta sonrisa permanente fue también un símbolo de tensión no verbal en las actuaciones de Trump, Sánchez y Macron. Sonreír de manera constante en cualquier circunstancia no sólo es un gesto amable, sino una estrategia histriónica que funciona como escudo o parapeto. Con este tipo de sonrisa se busca dar la impresión de que “todo está bajo control”, para agradar, para minimizar tensiones para mantener una imagen pública de amabilidad, incluso cuando internamente hay incomodidad o conflicto. Seguro que estás pensando en personas que practican esta sonrisa continuamente. Yo también las conozco. Es un rasgo de falsedad. Llamativa en el caso de Pedro Sánchez, que normalmente emite una sonrisa de labios tensos, pero pocas veces es amplia, prolongada en el tiempo y, mucho menos, permitiendo ver sus dientes de forma recurrente. En esta ocasión, utiliza su sonrisa para trasladar una posición de resistencia -y cierta sumisión- ante Trump.
La sonrisa constante es una forma de teatralidad no verbal que encubre emociones reales y mantiene la atención de los demás, por eso se desarrolla permanentemente. Pero, al no ser una sonrisa auténtica, solo genera impacto, pero la percepción final no es positiva. Es, por lo tanto, una herramienta psicológica, política y profesional, que llama la atención, sí, pero se esfuma cuando no está acompañada de otros rasgos no verbales de autenticidad (mirada firme y franca; posición inclusiva del cuerpo y cercanía).
EL HISTRIONISMO COMO PURO TEATRO

El histrionismo es una técnica potente que va más allá de la simple expresión gestual. En política, es un lenguaje con efectos potentes en la percepción y la construcción del poder. ¿Cómo la utilizan los líderes políticos que estamos analizando?:
- Trump utiliza un histrionismo expansivo. Es decir, utiliza escenarios donde el gesto es el espectáculo y utiliza permanentemente técnicas de dominio (como el saludo o la sonrisa exagerada y permanente).
- Sánchez adopta un histrionismo contenido, buscando proyectar serenidad en contraste con la agresividad del otro.
- Macron lo convierte en batalla simbólica, replicando la teatralidad de su contrario -Trump- para equilibrar el poder.
Todos ellos, con sus sonrisas constante, realizan una puesta en escena cuidadosamente coordinada para ganar el pulso mediático y político. Porque saben que así mantienen el peso de sus liderazgos públicos. Su persuasión, su impacto y su influencia. Y mantienen la tan ansiada TENSIÓN, que es esencial para sus relatos políticos.

Por eso los aludos en la cumbre de Egipto fueron mucho más que formalismos diplomáticos. Se convirtieron en pequeños teatros del poder donde cada gesto, cada sonrisa y cada tensión corporal construyeron narrativas de liderazgo, resistencia y dominio. En el mundo actual, la política es, literalmente, espectáculo y teatro. Un desafío constante a la autenticidad real, desde lo que ellos que consideran que lo es. Pero no, porque la autenticidad transforma, sin hacer apenas ruido.