
LAS 30 CLAVES DE SU LIDERAZGO Y DE SU COMUNICACIÓN AUTÉNTICA
Comunicar para impactar es algo tremendamente difícil. Se necesita una base de autenticidad que es imposible fabricar, sacar de la chistera o crear de la nada. Sin embargo, cuando hay verdad, pasión y compromiso, todo es mucho más fácil. Esto es lo que ocurría con el expresidente de Uruguay, Pepe Mújica, un auténtico fenómeno comunicativo. Un fenómeno que fabricó él mismo, casi sin saberlo, cada vez que hablaba, sonreía tímidamente o alzaba su voz a favor de los más débiles. No había nada impostado en su gestualidad, ni en su relato, ni en la forma en al que conversaba.

Esta autenticidad, impulsada por una fuerte coherencia, compasión y acción política le han encumbrado como un líder revolucionario y sensato, algo complejo de mantener al mismo tiempo. Mújica lo consiguió porque sabía que las verdaderas revoluciones, las que se hacen a favor de los demás, comienzan y terminan en la sensatez. Comunicaba hasta cuando no hablaba. Y creo que es el único político bajo la faz de la tierra que usa el dedo índice amenazador (como en la foto que aparece más abajo) y no resulta amenazador.

Hay mucho legado en Pepe Mújica y hoy quiero centrarme en las razones por las que también es un referente a nivel comunicativo. Solo con que escojamos 10 de ellas y las trabajemos a lo largo del tiempo, podremos potenciar nuestra capacidad comunicativa y nuestra forma de influir decisivamente en los demás. Ahora bien, esos 10 valores que escojamos deben pertenecernos, es decir, deben formar parte de nuestro carisma. Nadie puede comunicar lo que no es.

Pero, también es cierto, todos podemos aprender y conocernos mejor. Aquí tienes 30 razones para reflexionar sobre tu propia capacidad comunicativa, sobre tu autenticidad, desde la virtud comunicativa de un líder nato. Las 30 razones que avalan su fenómeno de liderazgo y su fenómeno comunicativo:

- No hay personaje en su figura. No hay nada inventado. Su trayectoria vital y política avalan la verdad de su pensamiento.
- Su sencillez era real. Vivió con austeridad porque eligió hacerlo así. Y justificó qué significaba el exceso de consumismo. Esta sencillez en sus formas, incluso cuando presidió el país, le permitió conectar con la gente de forma decisiva. Una conexión que se mantuvo hasta el final.
- Hablaba a las personas mirando a los ojos. Y escuchaba. Por eso generaba confianza.
- La conversación fue un motor comunicativo a lo largo de toda su vida. Hay políticos que abusan del discurso, de lo que denomino como “Efecto Pantocrátor”. Es decir, parece que imparten la verdad con sus palabras, mostrando una posición altiva frente a los demás. No es el caso de Pepe Mújica, porque al detenerse ante la gente (ciudadanos, periodistas, mandatarios) y conversar, estaba ganando la partida sin saberlo. La conversación genera una imagen de autoridad.
- La autenticidad se percibe. Jamás se fabrica. Para que exista, lo primero que debemos hacer es mantener una coherencia clara entre lo que decimos y hacemos. Cuando desaparece esta coherencia, se fractura la autenticidad. Pepe Mújica mantuve esa coherencia intacta.
- Sus gestos nunca estaban vacíos. En una ocasión, Cristina Fernández de Kirchner hizo una broma burlona sobre sus zapatos gastados en la Cumbre Mercosur, ante otros mandatorios mundiales. No sabía que lo que, en realidad, lo que hacía era darle más poder. Porque había un fuerte contraste entre los zapatos gastados de Mújica y los que ella llevaba, zapatos de lujo (con todo el derecho de mundo a llevarlos), pero a los que pintaba de negro la suela característica de color rojo -marca Christian Louboutin- para que no se viera que los llevaba y no se le pudiera acusar de ostentación (el pueblo argentino vivía una situación económica penosa en esos momentos). Comparen ustedes los mensajes.
- Mújica hablaba despacio, sí, con una cadencia lenta, disruptiva para los tiempos que corren. Y ahí estaba su esencia.
- Todo lo que decía era importante. ¡Qué difícil es conseguir esto! No había retórica vacía, ni discursos altisonantes, ni frases hechas. Él hacía sus frases, realizaba lo que contaba.
- Hablaba con una cadencia muy lenta, pero no daba rodeos en el contenido de su mensaje. Hablaba claro. ponía nombres y apellidos a las cosas, a las situaciones, a las denuncias y a las propuestas de mejora. Esa claridad es decisiva para comunicar de forma auténtica. Y para influir.
- La austeridad de su estilo de vida era un mensaje. Y el entorno en el que aparecemos también forma parte del lenguaje no verbal. Su chacra, el lugar en el que vivía, convertido en los últimos tiempos en una especie de paltó de televisión, donde le fueron a visitar periodistas, gobernantes y ciudadanos, se convirtió en una especie de oráculo al que llegar para descubrir la verdad. No fue él quien lo convirtió en ese espacio de templo, es decir, jamás trató de espectacularizar su estilo sobrio de vida. Pero fue un mensaje potente, a lo largo de toda su vida, que otorgó una credibilidad visible a su imagen política.
- Estaba comprometido con la gente, de verdad. de ahí que el mundo le hiciera líder. Lo fue siempre, cuando estuvo en prisión, cuando se manifestaba a pie de calle, cuando escribía, cuando hablaba, cuando escuchaba y cuando otorgaba a su mujer Lucía Topolansky -también política- el papel principal que tuvo en su vida. El ejemplo (la palabra realizada) es la base de la imagen auténtica y de la comunicación auténtica, sin duda.
- Fue ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, entre los años 2005 y 2008, antes de ser presidente. Aquí demostró que tenía madera de gobernante, porque activó políticas para el desarrollo rural decisivas para el sector, demostrando que sabía lo que había que hacer y cuándo hacerlo. Se convirtió en un campesino al frente del ministerio, haciendo muchas cosas bien, aceptando sus fallos y limitaciones y no prometiendo aquello que no podía cumplir.
- Su sentido común fue decisivo es su comunicación. Normalmente, la expresión de este sentido común y del bien común tiene un poder d conexión inmediato. Pepe Mújica lo aplicaba a su comunicación continuamente.
- Pensar alto es un rasgo de liderazgo auténtico y saberlo comunicar remata esta consideración. Si nos centramos en algunos de sus hechos, podemos ver cómo Mújica redujo la pobreza durante su gobierno del 18% al 9,7%, activando políticas sociales inclusivas que ponían el foco en los más vulnerables -entre los vulnerables-. Se hizo muchas fotos con la gente pobre, gente que sonreía. Y él sonreía junto a ellos. Tenían sentidos. No había oportunismo. Estaban contentos porque su vida había mejorado. No había relato, sino hechos. Por eso su comunicación atraía y tranquilizaba. Por eso era auténtica.
- Se le llegó a conocer como el presidente más pobre del mundo. Donó el 90% de su salario, manteniendo su vivienda en su famosa chacra. Po eso, cada vez que en sus discursos en la Asamblea General de la ONU criticaba el consumismo global, sus mensajes resonaban de forma infinita. “Pobre es el que necesita infinitamente mucho”, decía.
- Toda su coherencia reiterada en el tiempo y su compromiso con las personas, actuando a favor de ellas, modeló una reputación pública poderosa. Ahí nació su prestigio internacional, que le llevó a recibir múltiples reconocimientos en distintos países, como la “Orden del Águila Azteca en México”, por su defensa de los derechos humanos y la justicia social.
- Supo equilibrar su poder. Así, al finalizar su mandato en el año 2015 renunció a su reelección. Aquí hablo de la necesidad de renovar el poder y de los peligros de mantenerse aferrados al sillón. Casi nada.
- Los líderes auténticos no necesitan un cargo para mantener una autoridad moral sobre los demás. pepe Mújica la tenía, la tuvo y la tendrá. Porque sus manos actuaron y dieron vida a sus palabras. Y transformó las cosas a mejor. Con errores y aciertos, pero a mejor. Y siempre con el deseo de mejorar el mundo (no de mejorar su patrimonio o su posición personal).
- Sus definiciones sobre las grandes categorías de la humanidad, como la vida, la muerte, el éxito o el poder, deberían convertirse en una especie de manual. Fue un pensador constructivo. “Triunfar en la vida no es ganar, es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”. Ahí queda un mensaje tremendamente potente. Podríamos tenerlo pegado a nuestra almohada, cada vez que dudamoss de nosotros mismos.
- Hay gestores que tratan de hacerlo bien y que buscan, todo el tiempo, impactar en los demás. Mújica no lo buscó, lo hacía de forma espontánea. No solo transformó su país con reformas sociales de calado, sino que su legado se convirtió en marca de poder en América Latina. Dejó claro cómo hacer las cosas y qué significaba ser de izquierdas. Recientemente, no tuvo problemas para criticar el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Contar la verdad, por encima de todas las cosas.
- Desde Lula da Silva, pasando por el Papa Francisco, hasta reyes, mandatarios, periodistas y gente de a pie. Todos tenían palabras de aclamación para Pepe Mújica, antes de fallecer. Esto también es mensaje. Los demás te convierten en mensaje de poder.
- Su carisma tiene una identidad muy marcada. Y esto es significativo. No es una copia mejorada de nadie. Eso le hace no solo auténtico, sino imprescindible.
- Consideraba a la corbata como un “trapo miserable”. No dejaba de resultar hasta simpático. Lo que nos estaba diciendo es que defendiésemos nuestra esencia por encima de todas las cosas. Más allá de un símbolo estilístico como la corbata. No la utilizó jamás, aunque en alguna ocasión sus asesores le recomendaron llevarla. Jamás se lo hubiera recomendado. Rompía su autenticidad. Y nuestra estética también forma parte de nuestro mensaje no verbal. Decía que tomaba la presidencia como un trabajo y que para trabajar no necesitaba corbata.
- Ser referente se consigue cuando los demás creen en ti, incluso en tus errores. Y lo hacen porque saben que todo en ti es bondad. “Pertenezco a una generación que quiso cambiar el mundo, fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo sopando que vale la pena luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor y con un mayor sentido de la igualdad”. Qué potencia en cada uno de sus mensajes.
- “Nadie te puede devolver lo que perdiste. En la vida hay que aprender a cargar con una mochila de dolor, pero no vivir mirando la mochila, la vida hay que mirarla hacia adelante. Cada madrugada amanece y la vida es porvenir. Y es tan hermosa la vida que hay que defenderla y hay que quererla. Puedes caer mil veces. El asunto es que tengas la fuerza y el coraje de volverte a levantar y volver a empezar. Y volver a empezar es una actitud general que hay que pregonar en la vida. Los únicos derrotados en el mundo son los que dejan de luchar y de soñar y de querer”.
- Reflexionar sobre el significado del poder político, empresarial o institucional es motivo para pensar en estas palabras de Mújica: “El poder no cambia a las personas, sólo revela quiénes verdaderamente son”.
- El relato siempre estuvo presente en su vida. Practicó la técnica storytelling, aunque dudo mucho que supiera que lo estaba haciendo. Contar las cosas desde la emoción para emocionar. Como ocurrió con la historia de sus perros, a los que adoraba. Tenía una perrita especial, que se llamaba Manuela, a la que le faltaba una pata. Mensaje potente aquí también. Antes de fallecer, contó que le gustaría ser enterrado junto a Manuela, bajo un árbol de al chacra. Ser relato creíble hasta el final, algo muy diferente a crear mensajes para ser impresionar.
- Siempre supo expresar sus emociones con respecto, incluso en mensajes críticos y delicados. Esto es algo que solo aquellos que denominan magistralmente la comunicación saben hacer.
- Su transparencia comunicativa es marca personal de Pepe Mújica. Decir lo que piensas, desde el filtro de tus valores y tu corazón, con h0onestidad, convicción y capacidad de diálogo. Qué difícil y qué importante. Cuánto falta de esto hoy.
- Supo escuchar las críticas, con la misma calma y serenidad con las que él criticaba constructivamente a los otros. Aceptó el feedback, otro rasgo de liderazgo auténtico.

Todo en Pepe Mújica es persuasión. lo fue, lo es y lo será. Porque era de verdad. era auténtico. Fue un hombre brillante y honrado, que nos sigue pidiendo que no perdamos la brújula: la bondad.

Fíjense qué belleza hay en estas palabras, qué poder de persuasión. lo dicen todo:
“No se cansen de ser buenos, aunque ser bueno no sirve para mucho.
Sirve para no arrepentirse con uno mismo”.
Descanse en Paz un hombre bueno. Un líder rebosante de autenticidad.