ANÁLISIS DE LOS DISCURSOS DE LA PRINCESA LEONOR Y DEL FUTBOLISTA RODRI
Comunicar es conectar. Esta es la frase que más repito a todos los estudiantes y profesionales a los que ayudo a impulsar su liderazgo a través de la comunicación. Comunicar es conectar. Y, para eso, necesitamos a la emoción. La emoción aparece cuando tenemos la generosidad de trasladar nuestros sentimientos a los demás de forma sencilla y verdadera. Hay quien piensa que incluir las emociones en un speech es una forma de perder autoridad. y, por eso, a menudo, nos encontramos discursos en ámbitos con el institucional cargados de expresiones retóricas, frías y vacías de emoción que no hacen más que alejar al emisor de aquellos que le están escuchando. En muchas ocasiones cuando prestamos atención a alguien que nos transmite un mensaje, sentimos que nos deja «con la miel en los labios» porque nos sentimos indiferentes ante aquello que ha comunicado. Y es como si no le hubiéramos escuchado, lo peor que puede ocurrir en comunicación. Por eso, necesitamos la emoción para que se produzca esa conexión. Cuando los oyentes interpretan que quien habla tiene la generosidad de dar algo de sí mismo, es cuando empieza a generarse un proceso de atención y de confianza.
Podemos verlo en dos ejemplos recientes, el discurso de la Princesa Leonor en la entrega de los «Premios Princesa de Asturias» y el de Rodrigo Hernández, Rodri, el centrocampista español del Manchester City galardonado con el «Balón de Oro». ¿Qué diferencia a ambos discursos? Pues, justamente, la transmisión de emociones sentidas. No es lo mismo leer emociones que sentir las emociones que lees. El discurso de la Princesa Leonor tiene una estructura «RA» (reflexión sobre los premiados+agradecimientos a su labor). Introduce algunos elementos personales, típicos y esperables, como por ejemplo cuánto disfruta en Asturias. Como idea transversal a su speech está la defensa de la esperanza, una idea poderosa que no se materializa de forma auténtica en su intervención, pues su gestualidad y su voz no conectan con las emociones que expresa. De hecho, aparece el nerviosismo en varias ocasiones y lee el discurso «a tirones», pues algunas de las frases no están adecuadas a su ritmo comunicativo. Un discurso correcto, profundo, pero sin una emoción explícita. Quizás la sintió, pero no la transmitió.
https://www.rtve.es/noticias/20241025/leonor-discurso-premios-princesa-asturias-2024/16303708.shtml
Por su parte, el futbolista Rodri sorprende con sus palabras porque todo en él reflejaba esa moción. Lo transmitía su voz, sus gestos faciales y el contenido de su mensaje. En su discurso no aparece una estructura discursiva clara (de hecho alterna los agradecimientos con las reflexiones de forma deshonrada desde el punto de vista narrativo). No obstante, más allá de agradecer de corazón a las personas más importantes de su vida personal y profesional, comunica dos ideas potentes: los valores sólidos son los que llevan al éxito (diferenciándose de la vida más frívola de otras figuras deportivas) y, también, la presencia del desánimo en su vida (estuvo a punto de tirar la toalla) y cómo lo gestionó a través de estos valores. Mientras lo contaba, se emocionaba con la mirada (sus ojos llorosos) y su voz entrecortada. Esto, junto con la brevedad del mensaje, proyectaron un discurso impactante. «La montaña es alta cuando estás debajo de ella, pero con pequeñas metas diarias subes el nivel y te das cuenta de que estás muy alto», decía. Y es solo un ejemplo. Un discurso inspirador para miles de jóvenes alrededor del mundo.
https://www.youtube.com/watch?v=lKtGh3ZAL7U
He escrito multitud de discursos en mi carrera profesional, para pronunciarlos en ámbitos como el institucional (en mi posición como rectora de la Universidad Europea Miguel de Cervantes), y también para distintas figuras directivas, empresariales y políticas. Y, lo primero que hago, es adaptar el mensaje, el vocabulario y las estructuras gramaticales a la personalidad de quien comunica. Sin esta premisa, no hay impacto. Sin autenticidad, es muy difícil conseguir esta conexión. Se conecta desde la emoción y se genera credibilidad cuando, desde esta posición emocional, se ofrece un beneficio a quien escucha. Motivar y dar herramientas para crecer, como hace el futbolista Rodri, es un beneficio claro. Siempre debe existir esa utilidad en los mensajes de quien habla, aunque sea un discurso de corte institucional en la entrega de unos Premios. Comunicar es mucho más que leer, es mucho más que agradecer. Comunicar es conectar. Y quien conecta, lidera.