Amelia Earhart, la primera gran aviadora de la historia, no quería ser un “saco de patatas” en cada vuelo. Así se sentía porque cada vez que quedaba desplazada en las tripulaciones de las que formaba parte, sintiéndose una especie de elemento ornamental que ella rechazó de pleno. Técnicamente, tenía capacidades infinitamente superiores a las de cualquier otro miembro de la tripulación (todos varones, como mandaban aquellos tiempos). Pero, en aquella época, ser mujer significaba mantenerse en un segundo plano silencioso. Contra eso se rebeló. Cuánta valentía. De hecho, uno de sus pensamientos -que repetía con frecuencia- me sigue pareciendo tan vibrante, que lo recuerdo a menudo en mis clases y conferencias: “Tan pronto como despegamos supe que, desde entonces, tendría que volar”. Y así fue. No se conformó con la posición a la que la sociedad le relegaba y demostró, a través de su magnífico talento, que tenía una aptitud sobrenatural para dirigir un vuelo. Me parece significativo que fuera otra mujer, Neta Snook, pionera también por crear su propia escuela de vuelo y dirigir un aeropuerto privado, la que le enseñó a volar. El talento siempre promueve un talento superior. Amelia Earhart batió récords: el 20 de mayo de 1932 se convirtió en la primera mujer en la historia en cruzar el Atlántico en un vuelo en solitario (y en menos tiempo que otros colegas). Quería demostrar su valía, cambiar la historia y ayudar a otras mujeres a alcanzar sus anhelos. Tal era su brillantez que, fijaros, considero a esta aviadora un gran referente, también, en la promoción de la imagen pública. Ella misma fue su propia consultora de comunicación estratégica y de reputación -de su toma de decisiones he aprendido muchas cosas en estos campos que tanto me apasionan-. Una vertiente desconocida de una mujer poderosa, como Amelia Earhart, que hoy quiero compartir con vosotros. Compaginaba su formación aeronáutica con la publicación de columnas periodísticas y asesoraba a otras mujeres que se sentían atraídas por el campo de la aviación. Casi nada. Mujer pionera de altura.
Este es uno de los ejemplos más poderosos de lo que significa el Liderazgo Femenino Abierto (LFA), concepto que, tras varios años de investigaciones, plasmo en mi libro “Imagen Política. Modelo y método” (Grupo Planeta). Una teoría sobre el liderazgo que me alegra observar que se acoge con tanto interés en el ámbito de la gestión empresarial y organizacional (de hecho, figuras de la talla de Juan Carlos Cubeiro citan habitualmente este concepto en sus publicaciones y conferencias). Un orgullo que Cubeiro, “Premio Nacional de Management 2022”, le otorgue este valor.
Hoy, 8 de marzo, “Día Internacional de la Mujer”, me parece una oportunidad de oro para compartir de nuevo con vosotros mi teoría sobre un nuevo estilo de liderazgo de vanguardia, que nace del estudio de los rasgos de poder de mujeres que vivieron y actuaron en épocas -y siglos- muy diferentes, ejerciendo posiciones muy relevantes (desde Boudica -reina guerrera de los icenos-, pasando por Isabel de Castilla, hasta Angela Merkel, por citar tres de ellas). En mi libro dedico varios capítulos a analizar los rasgos del liderazgo de mujeres históricas y otras mujeres de fuerte proyección pública que, hoy, quiero convertir en espejos donde mirarnos. El Liderazgo Femenino Abierto, que nace de la autenticidad de quien lo ejerce, se produce cuando aparecen cualidades como el equilibro en la emocionalidad, la contundencia, la serenidad, el asertividad, la generosidad, la energía, la lucidez, la delicadeza, la empatía, la humildad y la perspectiva. Estos rasgos se aglutinan en 5 grandes categorías, que definen qué es el Liderazgo Femenino Abierto: la coherencia, la concordia, la contundencia, la valentía y el sentido común. Esta es la pasta de la que está hecho el Liderazgo Femenino Abierto. Deciros que son rasgos muy presentes en los perfiles de talento femeninos, pero también ejercidos por hombres carismáticos -de ahí que sea un liderazgo femenino “abierto”. Líderes del peso social de Barack Obama, Mario Draghi o Nelson Mandela son claros exponentes. Figuras de hechos. Porque sin resultados, sin una contribución directa al avance social, el liderazgo no alcanza su máximo esplendor. Es solo un deseo, pero no una realidad.
La clave está, por lo tanto, en saber pronunciar las palabras útiles y acompañarlas de hechos transformadores. Los líderes auténticos, que también desarrollan un estilo de Liderazgo Femenino Abierto (ya sean hombre o mujeres) jamás se ponen de perfil ante el dolor de los demás. Muy al contrario, se remangan y luchan hasta el final para que toda la sociedad gane. Estoy hablando de líderes consistentes, con una imagen de poder que genera confianza, credibilidad y seguridad en los demás. Que atrae porque cobija. No hay nada más decisivo, ni conquista más bella, que ser capaz de demostrar la autenticidad provocando satisfacción, allí donde cada líder esté situado. Cuando la gente confía en los directivos de sus compañías y se pone a remar con todas sus fuerzas a favor del equipo; o cuando un ciudadano no duda, ni un segundo, en confiar su voto a un partido o a un candidato o candidata política porque sabe que lo utilizará a favor del bien general… Cuando esto ocurre, hay liderazgo auténtico. Y esta autenticidad, los pilares que la sostienen (firmeza, compasión y acción), están completamente presentes en ese estilo de liderazgo femenino que protagonizaron mujeres de huella absolutamente imborrable.
Permitidme que hoy cite sus nombres como testimonio de la autenticidad más revolucionaria y más necesaria. Porque sus vidas y sus hechos cambiaron el mundo, a pequeña o gran escala, pero lo cambiaron. De algunas de estas mujeres hablo también en el epílogo del libro “La disrupción del liderazgo femenino” (Editorial LID), de los autores Juan Carlos Cubeiro y Zoe Cubeiro (mujer joven, símbolo de toda una generación de esperanza, a la que hoy también me gustaría destacar). Un libro excepcional por su visión y por su utilidad. Un libro que explica cómo es el motor del liderazgo. Entre las mujeres que resalto en esta obra, rescato hoy a algunas de ellas. Ahí están Boudica (reina y líder militar), la reina Isabel de Castilla, María Pacheco (líder comunera y noble castellana), Jacinda Ardern (primera ministra de Nueva Zelanda, entre 2017 y 2023), Angela Merkel (canciller de Alemania, entre 2005 y 2021), Marie Curie (científica y Premio Nobel de Física y de Química), Margarita Salas (bioquímica descubridora de trascendentales contribuciones científicas), Ana Frank (niña escritora, víctima del Holocausto), Madre Teresa de Calcula (religiosa santa y fundadora de las Misioneras de la Caridad en Calcuta), Frida Kahlo (pintora mexicana y artista reivindicativa del papel de la mujer en la sociedad), Carolina Herschel (astrónoma alemana, fue la primera mujer en descubrir un cometa)… 12 mujeres poderosas + 1: Amelia Earhart (pionera de la aviación estadounidense, profesora y columnista), la brillante mujer que quería volar. Su misteriosa desaparición, mientras sobrevolaba el Océano Pacífico, ha mantenido en vilo al mundo durante 87 años. Han sido muchas las exploraciones que han intentado localizarlo, pero sigue sin aparecer. De hecho, a finales del pasado mes de enero creyeron haber encontrado parte de los restos del avión, pero ahí sigue el misterio. Poniendo un poco de poesía al caso, tal vez aquel vuelo sea eterno, igual que su ejemplo y su liderazgo. Tal vez, todavía no se haya cansado de volar…
En definitiva, hoy quiero ensalzar a mujeres ejemplares que son un espejo para todos. Mujeres de firmeza, compasión y acción. Mujeres vibrantes, valientes y con un alto sentido del compromiso social. Me quito el sombrero a su paso y reivindico su talento, su alma y su visión sobre el mundo. Permitidme también que hoy dedique este post a las mujeres que han confiado y confían en mí para que pueda contribuir, con mi asesoramiento, a la proyección de su imagen pública y al impulso de su reputación. Mujeres empresarias, dirigentes y políticas. A todas ellas: GRACIAS. Gracias por creer en la autenticidad como combustible para vuestro vuelo. Un vuelo en el que nadie sea un simple “saco de patatas”, como reclamaba Amelia Earhart. Recordad que vuestro destino es volar alto. Porque las mujeres con talento triplican el valor de todo lo que tocan. Está demostrado en todos los ámbitos (empresarial, social y político). Y, además, el talento allana el camino a la Igualdad. Y, no lo olvidemos, hemos avanzado, pero no hemos llegado a la meta. Hay mucho por hacer todavía, empezando por una Educación en Igualdad fuerte (en todos los niveles educativos). Hay que seguir adelante.
MI recuerdo hoy, cómo no, a mi madre, Imelda Escanciano Diez, mi primera y más admirada mujer referente. Mi inspiración de vida. A todas, mujeres hechas de autenticidad: GRACIAS. Sois la esencia del poder, el que mueve el mundo en la dirección correcta.